21 abril, 2011

CAMILLE PISSARRO, un artista que nunca perdió su fé en el arte

Autorretrato

SU VIDA


Jacob Abraham Camille Pissarro, conocido como Camille Pissarro dedicó sus 73 años de vida a la pintura (10 de julio de 1830- 13 de noviembre de 1903).
Nació en Santo Tomás (Islas Vírgenes) pero a los 12 años viajó a París con el fin de realizar sus estudios, descubriendo aquí el amor por el arte. De regreso, su padre le prohibió estudiar arte, así que durante un tiempo trabajó en el comercio de su familia, realizando mientras bocetos de la Isla. En 1852 abandonó su hogar y viajó a Caracas, donde fue ayudante del pintor Fritz Melbyl. Allí se dedicó a la pintura, realizando paisajes y escenas costumbristas. Después se trasladó a París en 1855 donde estudió en la Escuela de Artes. Allí hizo amistades con pintores como Camille Corot, Monet, Guillaumin  y Cézanne. Después viajó a Londres, donde coincidió con Monet. Los dos hicieron estudios de edificios envueltos en nieblas.
Cuando volvió a Francia fundó el grupo de impresionistas formado por pintores como Manet, Monet, Sisley, Renoir y Guillaumin. Pissarro es el único que participó a todas las exposiciones celebradas, que fueron 8 en total.
Pissarro se refugió en Inglaterra durante la Guerra Franco-prusiana, mientras que los alemanes ocupar su casa y destruyeron todas sus pinturas. Allí estudió el arte inglés y los paisajes de William Turner.
Durante su vida también fue profesor, y entre sus alumnos destacan Paul Gauguin, su hijo Lucien Pissarro y Mary Cassatt (pintora estadounidense).
Pissarro tuvo que esperar hasta los 70 años para lograr el respeto y la admiración de los críticos europeos y aunque vivió casi toda su vida (hasta los 63 años) perseguido de las penurias financieras nunca perdió fe en el nuevo arte.
 El era su único crítico y hacía oídos sordos a las opiniones de los demás.


SU ETILO Y SUS OBRAS

Pissarro pintó hasta el año 1866 con gama sobria, a la manera que prevalecía entre los pintores influidos por Corot y Courbet. Esta época es como su manera negra de pintar, ya que los colores predominantes son los verdes austeros y grises sombríos. Gracias a Manet, Pissarro poco a poco fue dejando esta época, pasando a utilizar plena luz y yuxtaposición de colores.
A este artista no le interesaba seguir la corriente clásica establecida por los académicos de su época, sino pintaba según le gustaba. Desarrolló una técnica de pincelada libre  e infantil para algunos expertos.
Los castaños en Osny, 1873
En la década de 1880 se desanimó con su trabajo y experimentó el puntillismo, que consistía en lograr las formas mediante el uso de pequeñas gotas de color que se yuxtaponían, pero fue criticado por sus amigos pintores, lo que le hizo volver al Impresionismo.

 La calle Saint-Honoré después del mediodía, 1897

Duret lo definió como el ‘’pintor de la naturaleza rústica’’ ya que Pissarro mostró  preferencia por los temas relacionados con la vida rural y natural. Pintó la vida rural francesa. Nunca buscó motivos raros, horizontales o embellecer las cosas por lo cual el público consideraba sus obras vulgares y groseras, porque no podían comprender el encanto de la sencillez natural. 
El bosque de Marly, 1891

Debido a  que su  enfermedad ocular empeoró, se vio obligado abandonar la pintura al aire libre y pasar a las escenas urbanas, interiores, domésticos y asuntos semejantes. Primero se trasladó a  Ruán y después a París. En las dos ciudades Pissarro pintó maravillosas vistas de las ciudades.
Boulevard Montmartre: Al Atardecer, 1897

Entre las obras más importantes de Pissarro tenemos: 

Los tejados rojos, 1877
El jardín de Pontoise, 1877



Primavera en Pontoise, 1877

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